martes, 28 de marzo de 2017

Próximo debate: Viernes 21 de Abril de 2017


29 comentarios:

  1. Capítulo 9.- El auge del prosumidor y la creación de la economía Inteligente

    ¿Cómo se va a financiar la infraestructura del nuevo Internet de las cosas?

    1937 Hotelling indicó que la mejor manera de financiar los costes iniciales de los servicios y bienes públicos sería recurriendo a impuestos (Estado) ya que la gente se beneficiaría mucho si sólo pagara el coste marginal de lo que usara. Frente a él, en 1946, Coase propuso un plan de tarifas multiparte: que quienes hicieran uso del servicio público pagaran algo más que los contribuyentes, algunos de los cuales ni siquiera harían uso de él. Se acabó imponiendo esta postura a favor del libre mercado, donde las empresas, en lugar de recibir subvenciones, pudieran fijar sus precios por encima de los costes marginales para poder recuperar sus inversiones. En la práctica, en EE.UU., las distribuidoras de gas y electricidad podían fijar precios por encima de sus costes marginales y obtener beneficios al tiempo que gozaban de subsidios públicos muy sustanciosos.

    La financiación de la infraestructura del Internet de las cosas se debe a muchos millones de consumidores y contribuyentes, más que a la participación de un grupo de capitalistas o inversores. Las grandes empresas que ofrecen las conexiones, dirigen y regulan el tráfico y almacenan los datos son simples facilitadoras.

    Para el Internet de la energía: Las autoridades garantizan un precio por encima del precio del mercado de otras energías durante un período para animar a los ciudadanos a invertir en la instalación de sistemas para generar energía verde. Se financia mediante impuestos o en un leve aumento del precio de la electricidad en la factura de los abonados. Los consumidores y las pequeñas empresas también están sufragando o podrían sufragar la mayor parte de los costes de construir el Internet de la energía: las compañías eléctricas repercutirán parte de los costes con facturas más elevadas y el resto serían asumidos por las administraciones en forma de inversiones, subvenciones, incentivos y concesiones. Lo que nos acercará más a la sociedad de coste marginal cero será el aumento de la eficiencia energética total, desde el máximo del 14%de la Segunda Revolución Industrial al 40% de la Tercera, junto con el aumento de la productividad.

    Los sensores y software de cada dispositivo le conectarán con el Internet de las cosas y los prosumidores podrán programar de manera óptima su consumo eléctrico y se optimizará la eficiencia de toda la red.

    Hitos:
    • el Movimiento Cleanweb, organizador de “hackathons”: unir a personas con ideas afines y crear economías de escala lateral en la implementación de eficiencias energéticas y la introducción de tecnologías para la generación de energías renovables.
    • Green Button: acceso en tiempo real a los datos sobre el consumo de energía, que hoy se pueden obtener gracias a los contadores digitales
    • Green On Facebook: dar una dimensión social al ahorro de energía y a los méritos de la eficiencia energética (cambiar de estilo de vida energético suele deberse al deseo de participar en un compromiso común con la sostenibilidad y a la sensación de poder colectivo)

    En cuanto a la comunicación: Wi-Fi gratis a todo el mundo. En no mucho tiempo podremos comunicarnos casi gratuitamente compartiendo las abundantes frecuencias libres que nos ofrece la Tierra. Las comunicaciones inalámbricas por redes Wi-Fi están superando a las comunicaciones tradicionales.

    Nueva realidad: estamos tan convencidos de que la escasez es la base de la economía que cuesta creer en una economía de la abundancia. El reto consiste en hallar un nuevo modelo de gestión que pueda llevar a la sociedad al nuevo paradigma.

    La alternativa a Coase es el “procomún en red” (Noam, Benkler y Werbach) que permitiría gestionar las actividades económicas distribuidas, entre iguales y de escala lateral que el Internet de las cosas hace posible. El procomún en red se convertiría en el organismo rector del nuevo paradigma económico basado en la colaboración; sería el modelo de gestión del Internet de las cosas

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  2. Capítulo 10.- La comedia del procomún (1)

    Hardin en 1968: “La tragedia del procomún”. A corto plazo, La carrera por beneficiarse supone la mengua inevitable del recurso. Aunque los recursos fueran cuidados por algunos individuos, la tragedia del procomún tampoco podría evitarse a causa de los aprovechados o “ventajistas”. La única manera de detener la degeneración de los ecosistemas de la Tierra es que el Estado imponga un control centralizado con mano dura.

    Pero en los últimos 25 años una nueva generación se ha planteado el procomún como modelo de gestión; con principios y supuestos generales actualizados y adaptados, se puede ofrecer un modelo de organización más práctico para una economía en transición donde el control centralizado del comercio cediera paso a una producción distribuida y colaborativa de escala horizontal, donde el intercambio de propiedad en los mercados pierda relevancia frente al acceso a bienes y servicios compartidos en redes, y donde el capital social tenga más valor que el capital de mercado.

    Carol Rose en 1986: “La comedia del procomún”. No todo se puede convertir en propiedad privada: océanos, lagos, ríos, bosques, senderos, carreteras, puentes, el aire que respiramos: todos son bienes públicos, aunque se puedan privatizar; en general, estos bienes han sido administraods por los Estados. Existe un tipo de propiedad, “intrínsecamente pública” que no está controlada totalmente ni por el Estado ni por agentes privados; “poseída” y “gestionada” de manera colectiva por la sociedad en general. Son los “derechos consuetudinarios” y suelen ir acompañados de protocolos de gestión, formales o informales, que garantizan un cuidado adecuado del procomún. Estamos tan acostumbrados a ver la propiedad como el derecho a excluir a los demás del uso o beneficio de algo, que se pierde de vista el más antiguo derecho tradicional a acceder a algo que se tiene en común.

    ¿Cuándo debe quedar la propiedad en manos privadas y cuándo debe estar en manos de todos (en el procomún)? El derecho público debe de ser superior al del propietario particular si estas propiedades son más valiosas cuando las usan un número indefinido o ilimitado de personas, es decir, el público en general.

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  3. Capítulo 10.- La comedia del procomún (2)

    Elinor Ostrom estudió el procomún para descubrir los principios que lo convertían en modelo de una gestión eficaz. Frecuentemente, cada persona anteponía el interés de la comunidad a su interés personal y que priorizara la conservación a largo plazo del recurso común. Los protocolos de autogestión se acordaban voluntariamente mediante la participación democrática de todos los implicados. Las sanciones y castigos por violar las normas suelen ser “sorprendentemente leves” siendo la “cercanía” del control (“no hay ningún lugar donde ocultarse”) y la sensación de culpa y vergüenza los que provoquen que haya menos infracciones.

    Cuando se estudian las ventajas e inconvenientes de los tres principales modelos de gestión -público, privado y procomún- no queda claro que uno siempre sea necesariamente mejor o peor que otro; depende en gran medida del contexto. El aspecto más básico del procomún es que quienes mejor saben gobernar la vida de una comunidad concreta son sus miembros.

    Siete “principios de diseño” característicos del procomún:
    1) Límites definidos con claridad que determinen quiénes tienen acceso a él y quiénes no.
    2) Reglas que limiten el tiempo, el lugar, las tecnologías y la cantidad de recursos que se pueden utilizar, además de reglas sobre la cantidad de trabajo, material y dinero que se debe dedicar al procomún.
    3) Las reglas y sus modificaciones con el paso del tiempo deben de ser determinadas democráticamente por sus miembros.
    4) La supervisión de las actividades llevadas a cabo en el procomún debe de ser realizada por miembros del mismo o bien por alguien que responda ante ellos.
    5) Los miembros que incumplan las reglas deberán ser sometidos a sanciones proporcionadas, evitando un castigo excesivo.
    6) Para resolver cualquier conflicto entre los miembros o entre el procomún y las autoridades públicas se deberá contar con medios para acceder con rapidez a una mediación privada de bajo coste.
    7) Que las autoridades públicas reconozcan y aprueben la legitimidad de las reglas fijadas en el procomún.

    Nacemos con unos circuitos neuronales que nos permiten sentir empatía y la supervivencia de nuestra especie se ha debido mucho más a la sociabilidad colectiva que a las tendencias egoístas. El procomún parece concordar mucho más con nuestros instintos biológicos.

    ¿Por qué recuperar el procomún como modelo de gobierno? Reagan y Thatcher privatizaron los bienes y servicios públicos causando que el Estado dejara de ser responsable de velar por el bienestar general de la sociedad. La desregulación y la privatización se extendieron a otros países y el sector privado adquirió un poder inmenso sobre la sociedad. No se planteó ningún debate a pesar de la envergadura del traspaso de poder del Gobierno al sector privado y se acabó imponiendo la ideología de la libertad de mercado. Con el Estado sin competencias e incapaz de ofrecer un contrapeso viable al sector privado, se inició la búsqueda de otro modelo de gobierno, y así fue como se redescubrió el procomún. Las comunidades empezaron a sufrir la degradación de los recursos medioambientales y se empezó a sufrir el impacto del cambio climático. Así, muchas organizaciones civiles y empresas vieron en el procomún un modelo de gestión para recuperar el equilibrio económico.

    La consolidación de las tecnologías dio origen al debate en torno a qué parte de los recursos de la Tierra se podían acotar y privatizar y cuáles dejar en manos del sector público.

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  4. Capítulo 10.- La comedia del procomún (3)

    Rifkin explica cómo llegó él al procomún a través de la oposición a las patentes sobre la vida; si el Gobierno y el sector privado iban de la mano ¿qué otra vía institucional habría para cuidar la biología de la Tierra y los restantes recursos del planeta?

    En 2002, el Foro Social Mundial declaró que el patrimonio genético de la Tierra es un procomún compartido que la humanidad tiene en custodia en nombre de nuestra especie y de todos los seres vivos. Actualmente existe una presión por abrir el procomún genético que recuerda a la presión por la libertad de acceso a software, a música, vídeos y noticias cuando la caída de los costes marginales de generar información y contenidos dio lugar a procomunes abiertos como Linux, Wikipedia, Napster y Youtube. El movimiento de la “genética libre” corre en paralelo al del “software libre”: ambos abogan por el intercambio libre de información frente a la protección de la propiedad intelectual. Según Bill Gates, en la era de la información, probablemente “la información genética sea la más interesante que podemos descifrar para intentar cambiarla”.

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    2. Posible pregunta para el capítulo 10:
      ¿creéis que, como apunta Riffkin, el hombre no es tan egoísta como se valora en la teoría económica actual?

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  5. Capítulo 11.- Los “colaboratistas” se preparan para la lucha

    El procomún representa una profunda transformación social; el choque económico entre colaboratismo y capitalismo dará lugar a un conflicto cultural.

    Gates vs. Stallman (1976): frente a la acusación de robo de Gates, para Stallman era inmoral y poco ético privatizar los nuevos medios de comunicación dejando que unos pocos actores empresariales determinaran las condiciones de acceso y le impusieran un precio. Para Stallman el software libre era libertad de expresión. Creó un sistema operativo llamado GNU que cualquier usuario podía obtener, utilizar y modificar.

    En 1985 crean la Free Software Foundation y enuncian las cuatro libertades:
    1) Libertad de ejecutar el programa con cualquier fin.
    2) Libertad de estudiar el funcionamiento del programa y modificarlo o adaptarlo a tus necesidades.
    3) Libertad de distribuir copias del programa para ayudar a los demás.
    4) Libertad de mejorar el programa y poner esas mejoras a disposición de los demás.
    Son las bases del “copyleft” (GNU General Public License o GNU-GPL) que se convirtió en el medio para establecer un procomún donde compartir software. En 1991 Linus Torvalds diseñó el núcleo de un sistema operativo para PC y lo distribuyó bajo la licencia GPL. GNU/Linux demostró que el desarrollo en colaboración de software libre en un procomún mundial podía mejorar el desarrollo de software patentado en el mercado capitalista. En 1998 Raymond y Perens crean la Open Source Initiative : la filosofía subyacente al software libre ahuyentaba a los intereses comerciales; su alternativa fue el ”código abierto” aunque en la práctica había muy pocas diferencias con el software libre pero deseaban atraer al mundo empresarial. Se ha acabado garantizando un acceso universal al software.

    La aparición de las RRSS desplazó el interés hacia la conversación: Internet se convirtió en la plaza pública virtual mundial y es el lugar donde las personas crean capital social en lugar de crear capital de mercado.

    La imprenta, que introdujo el concepto de autoría individual, y el copyright, acotaron parcialmente el procomún de la comunicación. Internet hace de la autoría un proceso abierto y colaborativo dando lugar a una “cultura de remezcla”: todo el mundo usa lo que aportan los demás en una variedad de soportes y añade sus propias variaciones a un tema para pasarlo a otros en un juego sin fin. Esta nueva forma de comunicación entre casi 3.000 millones de personas ha llegado a ser casi tan barata como las comunicaciones orales.

    En 2001 se crean las licencias Creative Commons (Lessig) que hablan de “algunos derechos reservados” en la creación de contenidos culturales o científicos. Se separan del movimiento por la abolición del copyright creyendo que coexistirá con el copyleft. Rifkin afirma que las patentes y los derechos de autor son inútiles en una economía organizada en torno a la abundancia.

    Al igual que la información quiere ser gratuita, los grandes datos quieren ser distribuidos: los millones de personas cuyos datos contribuyen a la sabiduría colectiva exigen que su conocimiento se comparta en un procomún abierto en beneficio de todos.

    Con todo, estos movimientos eran más reactivos que visionarios; estando inmerso en el paradigma antiguo se dificulta la ruptura con éste y la creación de algo nuevo. Boyle se fija en el movimiento ecologista, más concretamente en el concepto de parques transfronterizos y en la teoría de la biosfera. Pretende crear un ecologismo cultural. El acotamiento de procomunes ha puesto en riesgo el bienestar de la humanidad y de todos los seres que viven en la Tierra. El procomún social es el hábitat de nuestra especie y las mismas leyes que determinan el bienestar de los ecosistemas naturales actúan también en el ámbito público. Los instrumentos legales usados para “abrir“ los procomunes cultural y ecológico son muy parecidos.

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  6. Capítulo 11.- Los “colaboratistas” se preparan para la lucha (2)

    Globalización y reapertura del procomún mundial: en 1999 hay una manifestación multitudinaria en Seattle contra la cumbre de la OMC (según The Independent, un periódico londinense, la OMC, en una serie de resoluciones ha rechazado medidas para ayudar a los pobres del mundo y para proteger el medio ambiente y la sanidad, en beneficio de empresas privadas, por lo general estadounidenses). Muchos de los activistas eran hackers que ayudaron a organizar la logística de las protestas (12 años después llegaría la Primavera Árabe).

    Los manifestantes de Seattle se oponían a la privatización del conocimiento humano y de los recursos de la Tierra. Hubo un clamor popular por reinstaurar el procomún en todas las facetas de la vida humana.

    Charlotte Hess distingue los procomunes nuevos de los antiguos. Nada se puede convertir en un procomún sin los recursos tecnológicos para gestionarlo y se han abierto ámbitos de gestión antes desconocidos o inexplorados.

    La matriz de comunicación/energía/transporte de la Tercera revolución Industrial -el Internet de las cosas- se basa más en el capital social que en el capital de mercado, con lo cual la gestión en procomún con la participación del Estado se convierte en el mejor modelo de gestión. El mercado capitalista y el procomún colaborativo seguirán coexistiendo. Cuál de los dos modelos se acabe imponiendo dependerá de la infraestructura que construya la sociedad.

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  7. Capítulo 12.- La pugna por definir y controlar la infraestructura inteligente (1)

    La lucha por la gestión de los tres internets que forman el Internet de las cosas se está librando con agresividad entre Estados, empresas capitalistas y partidarios de la economía social del procomún.

    El procomún de las comunicaciones

    Internet es una infraestructura híbrida en la que intervienen 3 grandes actores: Estado, sector privado y sociedad civil; hasta ahora ha sido gestionado como un procomún mundial mediante la colaboración de todos ellos.

    La administración tecnológica se ha cedido a organizaciones sin ánimo de lucro. Se formó un organismo multipartito bajo el auspicio de Naciones Unidas, el Internet Governance Forum (IGF) que se reúne regularmente para garantizar que todas las políticas relacionadas con Internet reflejen su carácter distributivo, colaborativo y de escala lateral. Aunque los Estados hayan promulgado algunas leyes que amenazan el carácter abierto, universal y transparente del medio.

    El sector privado también empieza a desmarcarse para aumentar sus ingresos y beneficios mediante una discriminación por precios que atenta contra la neutralidad de la red, que todos los participantes disfruten del mismo nivel de acceso y de inclusión. Los gigantes del sector de las telecomunicaciones desean imponer un control centralizado que les permita acotar los contenidos y el tráfico, asegurándose una posición de monopolio por ser los propietarios de las líneas. Las Administraciones están atrapadas en medio de las dos partes: en 2010 la FCC introdujo como novedad que los proveedores de banda ancha no pueden discriminar INJUSTIFICADAMENTE la transmisión de tráfico lícito por la red.

    Los intentos de acotar Internet también vienen de algunas de las RRSS más conocidas y su poder es mucho mayor que el de las empresas que tienen las líneas.

    Tim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web alertó de que algunos de los principales servicios de Internet se benefician económicamente del procomún que los ha conducido al éxito explotándolo comercialmente. Cuando un usuario se conecta a una red social que tiene intereses comerciales, sus datos personales se recogen, se almacenan, se acotan y se mercantilizan sin que el usuario lo sepa (al menos hasta hace poco), incluso hay siniestras posibilidades (seguros médicos, empleadores husmeando)

    Tim Wu advierte de que la mayoría de los principales sectores de Internet de hoy están controlados por empresas dominantes o por un oligopolio. Y por si queda duda, sólo hay que echar un vistazo a la adquisición de patentes nuevas por parte de estas empresas. Los defensores del procomún piensan que estas empresas se parecen cada vez más a los monopolios naturales de las Primeras y Segunda Revoluciones Industriales y exigen “neutralidad de las búsquedas” (Google) o “neutralidad algorítmica” (Twitter).

    No a todos les preocupa que unas cuantas empresas monopolicen internet: una empresa nueva que se introdujera en el mundo de las RRSS tendría que hacer frente a una inversión inicial “pequeña”. También opinan que calificar empresas como Facebook, Google o Twitter de “servicios públicos sociales” y regularlas como monopolios naturales las convertiría precisamente en monopolios y las protegería a perpetuidad de cualquier posible competencia.

    No existe nada comparable a estos monopolios en la historia del comercio tradicional no virtual. Google, Facebook, Twitter, eBay, Amazon están invirtiendo miles de millones de dólares en ampliar su base de usuarios y crean acotamientos protegidos por múltiples niveles de propiedad intelectual con el objetivo de beneficiarse del procomún social que han ayudado a crear.

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  8. Capítulo 12.- La pugna por definir y controlar la infraestructura inteligente (2)

    El procomún de la energía

    La creación de un procomún para el Internet de la energía ya está topando con intereses comerciales consolidados y poderosos. Aunque, por ejemplo, la UE ya ha tomado medidas para desvincular la generación de electricidad de su distribución, evitando así prácticas discriminatorias o negativas a aceptar la energía generada por otros. Además, han intentado ocultar las variaciones en cada momento del precio de la electricidad. Sin embargo, pierden fuelle ya que se están introduciendo tarifas de vertido eléctrico de energía verde para animar a los usuarios a producir su propia electricidad. En el futuro tendrán que cambiar su modelo de negocio, beneficiándose de gestionar un consumo de energía más eficiente y de vender menos electricidad.

    De nuevo se vuelve a la confrontación de Hotelling frente a Coase; Hotelling lo ejemplificó en el proyecto de la Tennessee Valley Authority (TVA) de 1933 cuando Roosevelt ideó que el Gobierno construyera presas en el valle del Río Tennessee para generar electricidad a bajo coste y estimular el crecimiento económico a largo plazo. Hotelling reconocía que el proyecto sería sufragado por los contribuyentes del resto del país pero que éstos también se beneficiarían de una manera indirecta. Tras la recesión, la Segunda Guerra Mundial y el racionamiento de ciertos productos, pareció triunfar la tesis de Coase de que sería el mercado el motor de la sociedad.

    Además de generar electricidad, el Gobierno también se encargó de tender las líneas eléctricas hasta las comunidades locales para impulsar la electrificación rural y así animó a granjeros locales a crear cooperativas eléctricas que actuaban en forma de procomún. La electrificación de las zonas rurales no exigió una enorme inversión de fondos públicos ya que se financió con préstamos a bajo interés que se devolvieron prácticamente en su totalidad.

    Las cooperativas están pensadas para que actúen como un procomún. Sus reglas:
    • Organizaciones voluntarias, abiertas a todas las personas capaces de utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar la responsabilidad de ser socio.
    • Organizaciones gestionadas democráticamente.
    • Los socios contribuyen equitativamente al capital dela cooperativa; parte de ese capital es propiedad común de la cooperativa.
    • Las cooperativas son organizaciones autónomas de autoayuda gestionadas por sus socios.
    • Las cooperativas proporcionan educación y formación a los socios e informan al gran público de la naturaleza y los beneficios de la cooperación.
    • Fortalecen el movimiento cooperativo trabajando conjuntamente mediante estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales.
    • Las cooperativas trabajan para conseguir el desarrollo sostenible de sus comunidades.

    El 2012 fue el “Año Internacional de las Cooperativas”. Más de 1.000 millones de personas pertenecen hoy en día a alguna cooperativa y dan empleo a más de cien millones de personas, un 20% más que las grandes empresas transnacionales.

    El cooperativismo tuvo un papel secundario frente a las empresas con ánimo de lucro en las anteriores revoluciones industriales; aunque permitieron que los pequeños y medianos negocios pudieran sobrevivir. Sin embargo, las cooperativas son el único modelo de negocio que podría funcionar en una sociedad de coste marginal casi nulo, más que la empresa privada cuya existencia depende de unos márgenes suficientes para obtener beneficios.

    Están surgiendo miles de cooperativas dedicadas a las energías verdes.

    La generación que ha crecido con Internet son muy críticos con los gigantes de la energía y la electricidad a los que culpan de los elevados precios de la energía, del declive de la economía y de la crisis ecológica que amenaza el planeta.

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  9. Capítulo 12.- La pugna por definir y controlar la infraestructura inteligente (2)

    El procomún de la logística

    La logística privada contribuye a la pérdida de eficiencia y productividad y al aumento de las emisiones de dióxido de carbono; además estas pérdidas se agravan en los países en desarrollo cuya infraestructura para el transporte y la logística es endeble, poco fiable y vulnerable a fallos e interrupciones. Replantearse la manera de almacenar y enviar materiales y productos es especialmente importante ahora debido al coste de la energía.

    Benoit Montreuil describe las características esenciales de un Internet de transporte/logística: todos los productos físicos se depositarían en contenedores modulares normalizados que aceptarían todas las redes logísticas y que estarían equipados con sensores y etiquetas inteligentes para su identificación y clasificación. El transporte radial o punto a punto sería sustituido por un transporte intermodal, multisegmento y distribuido. Se utilizarían todos los almacenes y centros de distribución conectados en una red abierta que las empresas podrían usar para almacenar y enviar sus productos de la manera más eficiente en cualquier momento. Se reduciría el plazo de entrega casi a cero al tener el stock repartido entre los centros de distribución que se hallaran cerca de sus clientes finales. Además, las empresas podrán transmitir las instrucciones para imprimir un producto a impresoras 3D locales.

    La tecnología ya está disponible; lo que hace falta es que se acuerden unas normas y protocolos universales y un modelo de negocio para gestionar un sistema logístico regional, continental y mundial.


    En definitiva, los tres procomunes de las infraestructuras de la Edad Colaborativa deben prestar especial atención a los recursos temporales para evitar congestiones. Cuantos más miembros tenga un procomún en red, más beneficios habrá para cada miembro, pero también más necesario será prevenir la congestión.

    Los beneficios en cuanto a costes que se derivan del Internet de las comunicaciones, el Internet de la energía y el Internet del transporte no se pueden conseguir en una economía pura de mercado donde cada empresa actúa por su cuenta.

    La Tercera Revolución Industrial exige menos capital financiero y más capital social, es de escala lateral en lugar de vertical y se implementa mejor con una gestión en procomún que con un mecanismo de mercado estrictamente capitalista.

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  10. PIlar: ¡muchas gracias por los resúmenes!.

    Quisiera comentar que me parecen muchos los capítulos para la próxima reunión. Una alternativa sería dejar sin debatir los capítulos 8 y 9, ya que estaban dentro de la narrativa de la SEGUNDA PARTE, y pasar directamente a los que forman el conjunto de la TERCERA, CUARTA y QUINTA PARTE, que ya veremos si somos capaces de comentar al completo ;-).
    Un abrazo.

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    1. Lo mismo andaba pensando yo... el 8 se supone que se dió por debatido (a pesar de lo que ponga el cartel) y el 9 me parece uffff... ¿cómo decirlo? "¿demasiado procomunal?"

      Lo decidimos entre todos al principio del debate, pero desde luego el resto me está encantando y ya conocéis la fobia a Rifkin que tenía, pero estoy cambiando de opinión a marchas forzadas :)

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  11. Capítulo 13.- De la propiedad al derecho de acceso (1)

    El tener coche se considera un rito de iniciación en el mundo de las relaciones de propiedad. En la era capitalista se acaba definiendo libertad como el derecho a excluir: el automóvil nos hace sentir islas, independientes y autosuficientes. La generación de Internet concibe la libertad en el sentido positivo del derecho a ser incluido con los demás, optimizando la vida personal, con diversidad de experiencias personales y en función del alcance y amplitud de las relaciones en las diversas comunidades a las que se pertenece. Para ellos, la libertad es la capacidad de colaborar sin límites con los demás en un mundo formado por una red de iguales. En una encuesta entre jóvenes de 18 a 24 años, casi la mitad prefería el acceso a Internet a tener un automóvil.

    Prefieren acceder al automóvil antes que poseerlo: se unen a asociaciones para compartirlos donde pagan una pequeña cuota a cambio de acceder a un automóvil cuando lo necesiten. A medida que estas redes se extienden, los que poseen aún automóvil disminuyen. Compartir coche también reduce las emisiones de gases contaminantes y se tiende a cambiar otros aspectos de la movilidad personal, utilizando más el transporte público, la bicicleta o caminando más (el uso compartido de bicicletas ha aumentado espectacularmente). También supone ahorrar en concepto de mantenimiento, seguro, permisos o impuestos. Los servicios de automóvil compartido impulsan el uso de vehículos eléctricos.

    Aunque algunos gigantes de la automoción hayan decidido subirse al tren de los automóviles compartidos, deben de tener en cuenta que por cada vehículo compartido dejan de circular 15 vehículos particulares. Los vehículos compartidos cubren las mismas necesidades de movilidad con sólo un 20% del coste que los vehículos particulares. Este cambio probablemente se acelerará próximamente con la aparición de los vehículos sin conductor. Es muy improbable que los jóvenes de esta generación estén más interesados en conducir un automóvil que en ser “conducidos” por él: librarse de conducir varias horas al día supone un tiempo extra que se puede dedicar a actividades más interesantes en el mundo virtual. ¿Por qué iba alguien a “poseer” y mantener un automóvil pudiendo “acceder” al instante a un vehículo sin conductor de un servicio de uso compartido con sólo utilizar el móvil, un vehículo que lo lleve cómodamente a su destino guiado por un GPS y por el que sólo deberá pagaren función del tiempo que lo use?

    Napster: vendedores y compradores desaparecieron siendo sustituidos por proveedores y usuarios; la propiedad del CD dejó paso al acceso a colecciones de música y el mercado discográfico sucumbió ante el procomún en red. Las grandes transnacionales se están adaptando a este cambio generacional: restan importancia a las ventas y enfocan su práctica comercial en la gestión de todos los aspectos de la cadena de valor de sus clientes convirtiéndose en “proveedores de soluciones”. Hoy en día además de compartir automóviles y bicicletas, también se comparte casa, ropa, herramientas, juguetes y el talento en procomunes en red.

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  12. Capítulo 13.- De la propiedad al derecho de acceso (2)

    En 2008 las familias se encontraron endeudadas hasta las cejas por tener que pagar multitud de “cosas” que apenas usaban. La llamada “sociedad de consumo” se preguntaba “¿En qué estaría yo pensando?”. Se empezó a poner en entredicho el valor de acumular más y más posesiones que añadían muy poco o nada a su sensación de felicidad y bienestar. Al mismo tiempo, se nos bombardeaba con advertencias sobre el cambio climático causado por 2 siglos de una enorme actividad industrial. Las familias se sentían estafadas. Fue un verdadero despertar colectivo; la única salida era poner el sistema económico patas arriba: comprar menos, ahorrar más y compartir lo que se tiene con los demás; el carácter distributivo y colaborativo de Internet permitió que millones de personas hallaran a otras con las que compartir lo que pudieran necesitar.

    Tres etapas del internet social: compartir software, compartir la vida (Facebook, Twitter) y compartir el resultado de su creatividad (YouTube y Flickr). Según Rachel Bostman se ha entrado en una cuarta etapa: esa misma tecnología aplicada para compartir toda clase de activos del mundo real ajenos a Internet. Otras formas de compartir como el alquiler, las redes de redistribución y los intercambios de carácter cultural, profesional y técnico crecerán: la producción y el intercambio en colaboración dejarán de ser un sector marginal para ser el paradigma dominante. Según Bostman “El consumo colaborativo hace que la gente sea consciente de las ventajas que supone acceder a productos y servicios en lugar de poseerlos, unas ventajas que se plasman en ahorro de dinero, espacio y tiempo, en la creación de nuevas amistades, y en la sensación de volver a formar parte de una ciudadanía activa […] ventajas desde el punto de vista medioambientales porque aumentas las eficiencias, reduce los residuos, estimulan el desarrollo de productos mejores y elimina excedentes debidos a un exceso de producción y de consumo.”

    Compartirlo todo:
    • Habitaciones libres o incluso sofás: Airbnb/HomeAway/CouchSurfing; esta última tiene una misión más social que comercial y alienta a sus socios a crear lazos de amistad que perduren tras las estancias.
    • Alquiler de juguetes: Baby Plays, Rent That Toy!, Spark Box Toys… Los niños aprenden desde muy pequeños que un juguete, más que ser una posesión, es una experiencia breve de la que disfrutar, y esto cambia su manera de ver los objetos físicos que usan.
    • Moda femenina: Rent The Runway, I-Ella, Makeup-Alley, Avelle
    • Incluso se comparten huertos domésticos: SharedEarth/agricultura sostenida por la comunidad (ASC)
    • Información médica: empieza por casualidad con búsquedas en Internet sobre síntomas, tratamientos alternativos, efectos secundarios de medicamentos. Los más activistas crearon grupos de apoyo y asociaciones de afectados: thelamfoundation.org/Association of Cancer Online Resources (ACOR). Los pacientes se convierten en científicos; se crea un modelo de medicina participativa que une a todas las partes: pacientes, investigadores, médicos, fabricantes de equipo médico, cuidadores, farmacéuticos y otros profesionales de la sanidad. La investigación profesional supone una distancia que puede ser mortal entre el momento en que alguien tiene noticia de un avance médico importante y el momento en que se da a conocer a todo el mundo.

    Redes de redistribución: no sorprende que una generación que ha crecido reciclando plástico, vidrio y papel, decida reciclar los artículos que posee; hay que optimizar la vida útil de los objetos y reducir la necesidad de producir más artículos: The Freecycle Network (TFN)/ThredUP.

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  13. Capítulo 13.- De la propiedad al derecho de acceso (3)

    El sistema capitalista que aún predomina cree que puede sacar beneficio de la economía colaborativa apropiándose de aspectos de la cultura del compartir para convertirlos en nuevas líneas de negocio pero los beneficios que puedan extraer de los procomunes en red no podrán compensar las pérdidas que acabarán sufriendo: alargar la vida útil de muchos productos pasándolos de un usuario a otro reduce significativamente las ventas de productos nuevos. Muchos de los jóvenes empresarios sociales desean encontrar una manera responsable de introducir el sistema capitalista convencional en el procomún en red que se está formando. Gorenflo, de Shareable, publicación de Internet que informa de los avances de la economía colaborativa, propone que los minoristas capten parte de los ingresos que generaran los artículos al ir pasando de un usuario a otro: el acto de comprar al minorista sería la entrada a un mercado colaborativo que gestionaría los productos a lo largo de una vida útil que incluiría a varios propietarios y usuarios. Las minoristas seguirán ganando dinero durante toda la vida útil del producto (además les alentaría a mejorar la calidad y durabilidad de los mismos); también les podría interesar comercializar parte de sus productos como un servicio por cuotas, lo que las situaría en el centro de la economía del convertir. Idea interesante pero sea cual sea la cantidad que reciban por cada transacción, será insignificante en comparación con las pérdidas que supondrá que millones de personas compartan y no compren productos nuevos. El mercado capitalista se irá recluyendo en nichos cada vez más reducidos.

    Procomún de la sanidad

    En 2013 hubo una epidemia de gripe; Google puedo hacer un seguimiento en tiempo real analizando las búsquedas de los usuarios (se sobredimensionó la intensidad de la epidemia por la gran cobertura de los medios de comunicación y de las RRSS) pero a raíz de ello los U.S. Centers for Disease Control nombraron a Google colaborador oficial de sus programas de vigilancia. Hacer un seguimiento de la propagación de una epidemia en tiempo real es fundamental para controlarla: capacidad de movilizar a los servicios de asistencia, garantizar la disponibilidad y administración de vacunas, alertar al pública. Twitter también podría contribuir al seguimiento. Se intentan refinar los algoritmos para filtrar el ruido y hacer una lectura más precisa de los datos y conseguir que estos sistemas tengan un papel decisivo para vigilar y contener epidemias virulentas.
    La caída de costes de secuenciar ADN permite crear una biblioteca de grandes datos; en un futuro, millones de personas podrán coincidir con otros que compartan rasgos genéticos para intercambiar experiencias sobre sus enfermedades y estilos de vida o factores ambientales. Se podrán crear algoritmos para definir posibles riesgos en las distintas etapas de la vida y determinar así el tratamiento más eficaz. Cualquier persona podrá tener acceso a un procomún médico mundial.

    Además, en el área de trasplantes de órganos, los tejidos u órganos “de recambio” se podrán crear mediante impresoras 3D (la impresión 3D de partes del cuerpo humano ya es una realidad). Injertar a un paciente tejido impreso con células propias evitará el rechazo que suelen sufrir los injertos de donantes. El coste de producir estos recambios biológicos caerá en picado cuando esta nueva tecnología se extienda lo suficiente.

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  14. Capítulo 13.- De la propiedad al derecho de acceso (4)

    En la década de 1920 aparece la publicidad moderna, crea una cultura nueva que celebraba el derroche y despreciaba el ahorro. Tenía la difícil tarea de conseguir que la demanda siguiera el ritmo de la oferta. Consumir se convirtió en una señal de éxito; en la segunda mitad del siglo XX, la sociedad de consumo acabó desplazando a la sociedad civil como comunidad primaria.

    El mercado al que sirve la publicidad se va reduciendo; además, las decisiones económicas están menos determinadas por las campañas publicitarias que por las recomendaciones, revisiones y los “me gusta” o “no me gusta” de las RRSS.

    Los sitios dedicados a revisar productos y servicios abundan: Yelp/TripAdvisor/Travelocity. Consumer Review, app que permite acceder directamente a revisiones de productos escaneando el código de barras. Se suelen fiar más de las revisiones de otros usuarios por su imparcialidad frente a los intereses creados de los anunciantes.

    Hay empresas que manipulan el sistema publicando revisiones anónimas favorables a sus productos o desfavorables a los de la competencia, pero son casos excepcionales y cada vez se mejoran más los sistemas de supervisión para detectar y eliminar las falsas revisiones y continuar manteniendo la reputación entre los usuarios.

    El estudio de IBM Global Business Services en 2012 “El final de la publicidad tal como la conocemos” comenta que antes el consumidor pasivo estaba dispuesto a soportar la publicidad a cambio de los contenidos; en Internet los contenidos los generan los usuarios y los comparten gratuitamente. Se podría optar por financiar la divulgación de contenidos profesionales, pero se fracasará porque lo que atrae de Internet es su carácter participativo. Los internautas activos y ocupados son poco tolerantes con los anuncios que aparecen de repente en medio de la pantalla y también desconfían cada vez más de los motores de búsqueda que venden a los anunciantes los primeros lugares de las listas de resultados. Según Eric Clemens, la misma naturaleza social de Internet impide su explotación comercial; la publicidad de pago “fracasará como fuente principal de ingresos para la mayoría de los sitios de Internet”. Es difícil imaginar cómo podrá sobrevivir el sector publicitario a este medio de comunicación entre iguales como no sea desempeñando un papel muy limitado. Basta para comprobar la debacle el caso de los anuncios clasificados o por palabras en periódicos o revistas.

    Los ingresos generados por la publicidad en Internet seguirán cayendo porque los anuncios para dispositivos móviles cuestan bastante menos que los anuncios para ordenadores. La pregunta que se hacen las principales redes sociales con ánimo de lucro es cuál será el impacto en sus posibilidades de crecimiento. La publicidad no desaparecerá, se irá adaptando hasta que encuentre su nicho en una economía social consolidada.


    Conclusiones: cuando se pide a las generaciones X e Y que hagan una lista con las ventajas de una economía del compartir, se cita primero el ahorro de dinero y después, el impacto medioambiental, la flexibilidad del estilo de vida, el pragmatismo de compartir y la facilidad de acceso a bienes y servicios. En cuanto a las ventajas de carácter emocional serían la generosidad y después la sensación de sentirse valorados como miembros de una comunidad, sentirse más inteligentes y responsables y formar parte de un movimiento. En 2011, la revista Time incluyó el consumo colaborativo entre sus “10 ideas que cambiarán el mundo”.

    Umair Haque definió el “efecto del 10%”: si los consumidores empiezan a consumir un 10% menos y a mirar un 10% más, el efecto en los márgenes de las empresas tradicionales va a ser desproporcionadamente mayor. Este “umbral bajo” ya está acabando con la industria discográfica, la prensa impresa y las librerías. Muchas empresas globales de integración vertical de la Segunda Revolución Industrial acabarán desapareciendo cuando entre el 10 y el 30% de la actividad económica de cualquier sector tenga lugar en el procomún colaborativo.

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  15. Capítulo 14.- Microfinanciar el capital social, democratizar la moneda, humanizar la iniciativa empresarial y replantear el trabajo (1)

    Microfinanciar el capital social

    1) Nueva clase de entidad crediticia dedicada a los préstamos entre iguales o préstamos sociales: Zopa/ Lending Club/ Prosper. Alternativa a los bancos tradicionales porque eliminan los intermediarios y los elevados costes fijos de las grandes instituciones financieras.
    2) Micromecenazgo o microfinanciación donde se prescinde de los inversores convencionales y se recauda capital financiero entre los internautas. Kickstarter/Indiegogo/Early Shares/Crowfounder/Fundable/Crowdcube. Las plataformas de micromecenazgo ofrecen distintas formas de compensación: a fondo perdido, recibir productos o servicios por un valor comparable, devolución de la cantidad aportada, préstamos con interés o bien invertir a cambio de acciones. Ayudar a otro a lograr sus sueños es el motor de los micromecenas más entusiastas.


    Democratizar la moneda: ranking de reputación y monedas del procomún

    La economía social se basa en la confianza. TrustCloud examina las transacciones y la conducta de una persona en Internet y las traduce a una puntuación TrustCloud que se puede utilizar en cualquier punto de la economía del compartir. Se basan en la receptividad, la capacidad de respuesta y la antigüedad para generar un perfil de integridad; los miembros reciben gratuitamente un distintivo con su puntuación.

    Se están creando nuevas monedas para diferenciar la manera de comerciar en el procomún de la manera de comerciar en el mercado. Además, no es de extrañar que cuando las instituciones comerciales y, concretando más, las instituciones financieras, traicionan la confianza de la sociedad y agotan su capital social como sucedió en 2008, la gente no se fíe de los mecanismos monetarios y busque otras alternativas como el oro. Pero más y más personas empezaron a experimentar con las llamadas monedas comunitarias, sistemas de intercambio comercial local (SICL) o micromonedas

    Otros intercambian directamente su tiempo laboral con los demás; en Internet hay aplicaciones que ofrecen mecanismos para acumular tiempo laboral, estas horas se guardan en un banco de tiempo y se intercambian por otros bienes y servicios. En la idea original de Edgar Cahn no se distingue entre clases de tiempo laboral: la hora de un mecánico vale igual que la de un médico. Otros bancos si hacen esta distinción.

    Otras monedas alternativas están pensadas para facilitar el intercambio de bienes entre socios o para fomentar el comercio local. Las monedas alternativas se han multiplicado en algunas de las zonas de Europas más castigadas por la Gran Recesión dando origen a una microeconomía social.

    Incluso algunas monedas alternativas traspasan fronteras: Bitcoin es una red monetaria entre iguales con millones (21) de bitcoins en circulación que se pueden cambiar por otras monedas del mundo. Es una moneda pensada para Internet. Aunque algunos piensan que las monedas globales de Internet no van a sustituir a las tradicionales, otros apuestan por ver millones de monedas gratuitas circulando por la red y por los teléfonos móviles en los próximos años.

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    Respuestas
    1. Por cierto, "mi adorado Rifkin" que no ha mencionado a España cuando hablaba del procomún medieval y de la posterior aparición de la economía de mercado (capítulo 2) ¡qué éramos Imperio!; ni tampoco menciona el 15M cuando habla en el capítulo 11 de las protestas de la sociedad civil que fue precursor de los movimientos "Occupy", que yo ya pensaba que desconocía de la existencia de nuestro país, va y en te capítulo nos menciona, equiparándonos a Grecia como una de las "zonas de Europa más castigadas por la Gran Recesión" y comentando que hay "muchas redes de monedas comunitarias" (sic)... De verdad que este señor se lo tendría que hacer mirar porque su desconocimiento de mi país es espectacular.

      Sr. Rifkin, Europa es algo más que Alemania, Francia y Reino Unido. Sorprende las pocas alusiones a los países escandinavos o a Italia y España, por ejemplo... También es sorprendente que para Ud. Canada parezca no existir, que tiene una gestión procomunal o similar de sus bosques http://www.fao.org/docrep/ARTICLE/WFC/XII/C19-S.HTM y entre otras Vancouver es una de las ciudadaes sostenibles a mirar con envidia http://www.ciudadesostenibles.es/panoramica/vancouver-canada

      En fin...

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    2. Es cierto q Rifkin es absolutamente anglocéntrico, lo cual lo limita y le resta autoridad

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  16. Capítulo 14.- Microfinanciar el capital social, democratizar la moneda, humanizar la iniciativa empresarial y replantear el trabajo (2)

    Humanizar la iniciativa empresarial: empresariado social

    Hay nuevos modelos de negocio que satisfacen al mismo tiempo los requisitos de la economía capitalista que actúa en el mercado por un lado, y la economía social que actúa en el procomún por otro. Las cooperativas son las mejor posicionadas para hallar valor en las sinergias que puedan darse entre ellas.

    Las benefits corporations, empresas con responsabilidad social y medioambiental o “empresas responsables” están protegidas legalmente contra inversores externos que les obliguen a renunciar a sus compromisos sociales o ecológicos a cambio de financiación.

    En cuanto al empresariado social, tiene dos vertientes:
    1) Los Gobiernos empezaron a recortar las ayudas y las organizaciones sin ánimo de lucro empezaron a buscar nuevos modelos de negocio: muchas de estas organizaciones ya han introducido el cobro de cuotas por algunos servicios.
    2) El desentendimiento de los Gobiernos ha hecho que muchas empresas con ánimo de lucro se hayan sentido atraídas por oportunidades de negocio para llenar este vacío en el sector social: escuelas, centros de día, viviendas para familias con ingresos bajos…
    Mientras que las empresas con ánimo de lucro destacan la triple base de “personas, planeta y beneficios”, las organizaciones sin ánimo de lucro prefieren “personas y planeta antes que beneficios”. El empresariado social con ánimo de lucro está motivado por la posibilidad de oportunidades comerciales mientras que el de sin ánimo de lucro se centra más en abordar necesidades sociales no satisfechas. Los primeros asumen riesgos en función del rendimiento de las inversiones; los segundos rara vez asumen riesgos porque para ellos el riesgo está ligado a su reputación social en la comunidad.
    El éxito de los empresarios sociales se mide más por la mejora del bienestar de las comunidades que por el rendimiento del capital invertido pero el empresariado local sin ánimo de lucro debe compartir el mérito de su éxito con un colectivo de voluntarios y beneficiarios.
    El empresariado social se ha convertido en uno de los temas más populares en muchas universidades del mundo.


    Replantear el trabajo: nuevas formas de empleo

    El Internet de las cosas elimina puestos de trabajo pero también crea empleo. A corto y medio plazo, la construcción de la infraestructura del Idc dará lugar a una última gran oleada de trabajo asalariado que abarcará dos generaciones (unos 40 años). A largo plazo, una proporción cada vez mayor del empleo pasará del mercado al procomún. Las máquinas tendrán un papel más limitado en el procomún porque la idea de que las máquinas lleguen a crear capital social no la contemplan ni los tecnófilos más acérrimos.

    A pesar del crecimiento espectacular del empleo en el procomún, éste se mira con recelo afirmando que el sector sin ánimo de lucro no es una fuerza económica independiente ya que está subordinada a los fondos públicos y a la filantropía privada.

    Para facilitar la transición a las nuevas categorías laborales y a las oportunidades comerciales que ofrecerá la construcción de una infraestructura para el internet de las cosas en todo el mundo, será muy importante proporcionar medios para que la población activa se recicle y capacitar adecuadamente a los estudiantes que lleguen al mercado laboral.

    Rifkin afirma que hacia mediados de siglo, la mayoría de los empleados de todo el mundo trabajarán en el sector sin ánimo de lucro del procomún colaborativo impulsando la economía social y comprando al menos una parte de sus bienes y servicios en el mercado convencional. La economía capitalista tradicional estará gestionada por tecnología inteligente supervisada por un pequeño número de profesionales y técnicos.


    Conclusión: estos enfoque nuevos difieren tan radicalmente del paradigma económico existente que es difícil imaginar cómo podría asimilarlos en su totalidad el régimen actual.

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  17. Capítulo 15.- La cornucopia sostenible (1)

    Cuando el coste marginal de producir unidades adicionales de un producto o un servicio es casi cero, la escasez es sustituida por la abundancia; los productos y servicios tienen un valor derivado de usarlos y compartirlos, pero ya no tienen un valor de intercambio. La noción de organizar la vida económica en torno a la abundancia y al valor derivado del uso y del compartir es tan ajena a nuestra manera de concebir la teoría y la práctica económica que somos incapaces de imaginarla.

    “Abundancia” es difícil de definir; siempre se ha hecho referencia a la capacidad de acceder a los recursos necesarios y suficientes para poder vivir sin problemas. El significado de abundancia puede ser relativo, pero la sostenibilidad de nuestro planeta no lo es. Ghandi: “la Tierra da lo suficiente para satisfacer la necesidad de todo hombre, pero no para satisfacer su codicia”.

    La sostenibilidad se define como un estado relativamente constante donde el uso de recursos para sustentar la población humana no supera la capacidad de la naturaleza para reciclar los residuos y recuperarse. El aumento de la huella ecológica de la humanidad en el último medio siglo no tiene precedentes. La pregunta es cuántos seres humanos pueden vivir de una manera adecuada sin menoscabar la capacidad de la biosfera para regenerar los recursos ecológicos necesarios para la salud y el bienestar de cada persona y de nuestra especie como un todo. Para que la población humana se adecúe a la biocapacidad del planeta y para que la sociedad pase de la escasez a una abundancia sostenible, se deberá abordar la gran desigualdad entre la huella ecológica de los ricos y de los pobres y, al mismo tiempo, reducir la población humana del planeta.


    Cuando una persona empieza a salir de la pobreza también empieza a sentir felicidad y cada avance en cuanto a ingresos, riqueza y seguridad hace que se sienta más feliz. Pero sorpresa: cuando una persona alcanza unos ingresos que le ofrecen un nivel básico de comodidad y seguridad, los aumentos posteriores de riqueza y de consumo aumentan cada vez más su sensación de felicidad hasta que ésta empieza a retroceder y la persona se siente cada vez más infeliz. El consumo se ha transformado en una adicción con recompensas psicológicas cada vez menos frecuentes y menos intensas.

    Las relaciones sociales están marcadas cada vez más por la posición social y se guían por la envidia y los celos. Las personas materialistas son más propensas a seguir aumentando su riqueza material porque atribuyen su infelicidad a que no tienen riqueza suficiente, atrapándolas en un círculo vicioso del que sólo podrán salir si buscan la felicidad por otras vías. Los materialistas tienden menos a la generosidad y la confianza; también les cuesta refrenar sus impulsos y suelen ser más agresivos con los demás.

    El nivel de felicidad de una sociedad también varía con la desigualdad de los ingresos de la población; la creciente desigualdad ha dado lugar a un descenso de la felicidad colectiva. En los países donde la desigualdad entre ricos y pobres es menor, la sensación colectiva de felicidad y bienestar es mayor; entre otras cosas porque no hay un caldo de cultivo para la desconfianza donde quienes ocupan la cima temen la hostilidad y las represalias de las masa empobrecidas y protegen cada vez más su riqueza y sus posesiones.

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  18. Capítulo 15.- La cornucopia sostenible (2)

    En la Edad Moderna, los filósofos de la Ilustración caracterizaron la naturaleza humana como racional, egoísta, materialista, utilitarista e impulsada por la necesidad de autonomía; atributos que nos predisponen a acumular posesiones y a aislarnos de los demás. Estudios científicos más recientes demuestran lo contrario: el ser humano es la especie más social que existe y anhela la compañía y la inclusión social. Nacemos con los circuitos neuronales (neuronas espejo o neuronas de la empatía) que nos impulsan a esta sociabilidad, luego alimentada o anulada por la culturización. Los niños que nunca han recibido empatía suelen ser menos capaces de sentirla y expresarla cuando son adultos; con su apego a las cosas intentan compensar la incapacidad de sentir apego por los demás.

    En un mundo centrado en el éxito material, las relaciones se convierten en un simple medio para lograr ese fin; los demás son instrumentos para acumular más riqueza. La publicidad es la droga que alimenta la adicción del materialista.

    La Generación Y ha llegado a la mayoría de edad y hay pruebas contradictorias sobre el lugar que ocupa en el abanico que va del materialismo a la empatía. Rifkin hace un acertado análisis: su impresión es que la Generación Y no es monolítica sino más bien una mezcla de contradicciones; aunque hay pruebas de su materialismo y narcisismo, también las hay de su mayor sentido de la empatía. Sospecha que su inclinación narcisista y materialista ha ido disminuyendo a causa de la Gran Recesión. En diciembre de 2013, un editorial de The New york Times señalaba que la Generación Y, profundamente afectada por la Gran Recesión y una economía global estancada, ha empezado a desplazar sus prioridades psíquicas y prefiere llevar una vida que tenga sentido antes que lograr el éxito material. Estos resultados coinciden con el aumento del consumo colaborativo y la economía del compartir; los jóvenes comparten ropa, bicicletas, coches, vivienda… prefiriendo el acceso a la propiedad.

    Esta reducción de la mentalidad materialista también se refleja en el compromiso creciente por la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente. Los materialistas contemplan la naturaleza desde un punto de vista meramente instrumental, como un recurso que se puede explotar y no como un procomún que se deba preservar. El 75% de la Generación Y es partidaria de sustituir los combustibles fósiles por energías renovables y muchos afirman que la protección del medio ambiente debe de ser una prioridad del país aún a riesgo de frenar el crecimiento económico.


    Resumen:
    • El dinero no da la felicidad: si bien la pobreza genera desesperanza, el aumento de la riqueza, una vez logrado un nivel mínimo de comodidad, también genera desesperación.
    • El materialismo desenfrenado no hace que la gente sea más feliz y es causa de marginación, temor, desconfianza y soledad.
    • El ser humano se guía por el deseo de formar vínculos sociales; en realidad, las cosas que queremos son infinitamente abundantes: amor, aceptación y reconocimiento de nuestra humanidad.


    Hay quien plantea que en una sociedad de coste marginal casi cero, donde todo el mundo pueda tener casi todo lo que desea, cuando quiera y casi gratuitamente, la humanidad acabaría más rápidamente con los recursos de la Tierra, llevándola a la ruina. Es improbable ya que lo que genera un exceso de consumo es la escasez, no la abundancia. El miedo a pasar privaciones se desvanece y el deseo de acaparar y excederse pierde su atractivo; lo mismo sucede con el deseo de apoderarse de lo ajeno. Además, las distinciones sociales basadas en las posesiones pierden importancia. Aunque nadie es tan ingenuo para creer que la cara oscura de la naturaleza humana desaparecerá de repente del ADN cultural.

    Esta generación impulsa una economía basada en compartir, menos materialista, más sostenible, menos oportunista y más empática; viven más su vida en el procomún que en el mercado capitalista y este nuevo espíritu empieza a tener un impacto mensurable en la huella ecológica.

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  19. Capítulo 15.- La cornucopia sostenible (3)

    De poco servirá que el 40% de la humanidad más pudiente reduzca su huella ecológica si la población más pobre sigue creciendo y aumenta la suya; para poder disfrutar de la abundancia del planeta, debemos contener la explosión demográfica de los más desfavorecidos. En los países más pobres, las familias numerosas son un seguro si hay muertes tempranas. ¿Cómo convencerles de reducir la natalidad?

    La clave para estabilizar la población mundial es el acceso a la electricidad que es la que libera a las mujeres de los quehaceres domésticos que las encadenan al hogar como sirvientas, permitiendo que tengan tiempo para formarse y mejorar su suerte; con mujeres independientes y que sostengan a sus familias, su vida se hace más segura y estable y la natalidad se reduce de manera drástica. Más del 20% de la humanidad carece de electricidad y otro 20% sólo tiene un acceso muy precario a ella; y esto ocurre en los mismos países donde la población crece con más rapidez. Hay que ayudarlas a construir una infraestructura de la Tercera Revolución Industrial para llevar electricidad verde a las personas que viven en la pobreza. La meta es que todo el mundo tenga acceso a la electricidad en 2030 y así será posible que a mediados de este siglo el índice de natalidad mundial se acerque a 2,1 hijos por familia lo que marcará el inicio de una lenta reducción de la población humana hasta los 5.000 millones de personas, la cantidad que nos permitirá vivir del rédito ecológico de la naturaleza y disfrutar de la economía de la abundancia.


    La dificultad aumenta a causa de dos imponderables que podrían socavar nuestros intentos de cuidar del planeta y sustituir la escasez por la abundancia:

    El cambio climático

    La actividad industrial pone en peligro nuestros ecosistemas y la supervivencia de nuestra especie y de los restantes seres vivos. El calentamiento global puede alterar el ciclo hidrográfico del planeta que se traduce en precipitaciones más intensas, pero con menor frecuencia y duración. Tenemos inviernos más crudos, primaveras con tempestades más violentas y más inundaciones, estíos con sequías más prolongadas, más incendios descontrolados, más huracanes devastadores, más nieve derretida en las cumbres montañosas y una elevación constante del nivel del mar. Los ecosistemas no se pueden adaptar en tan poco tiempo y algunos de ellos se encuentran al borde del colapso. La mitad de las especies podrían extinguirse a finales de este siglo.

    Imponderable es el impacto del cambio climático y la alteración del ciclo hidrológico en la producción agrícola; lo más probable es que si no reducimos drásticamente las emisiones que provocan el calentamiento global será imposible crear una economía de la abundancia sobre todo en la alimentación.

    Además, el cambio climático tendrá un impacto muy negativo en las infraestructuras que no han sido construidas para resistir la furia de un ciclo hidrológico descontrolado. Las infraestructuras energéticas son las más vulnerables: suministro de agua para sistemas de refrigeración de las centrales termoeléctricas y nucleares que sufren el efecto de la sequía; tormentas violentas que causan graves daños en el tendido eléctrico. Los fenómenos meteorológicos extremos también afectan a la red viaria, ferroviaria, a aeropuertos, a puertos marítimos y vía fluviales.

    El aumento de la temperatura media del agua también tendrá un impacto negativo en el tratamiento de aguas y en la calidad del agua potable.

    Nuestros esfuerzos deberían centrarse en la sustitución de las energías basadas en combustibles fósiles por energías renovables para dejar de emitir tanto dióxido a la atmósfera.

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  20. Capítulo 15.- La cornucopia sostenible (4)

    La amenaza del ciberterrorismo

    Ciberterrorismo es el uso de las redes informáticas para desactivar infraestructuras nacionales esenciales (energía, transporte, etc.) o para coaccionar o intimidar al Gobierno o a la población civil. Actúan tanto en espacio virtual como en el físico. El fenómeno hacker ha pasado de las bromas a la actividad terrorista. La preocupación ha dado lugar a la industria de la ciberseguridad.

    Los ataques que más preocupan son los dirigidos a la red de distribución eléctrica: sin electricidad dejarían de funcionar casi todos los sistemas de la sociedad moderna; tras unas semanas sin electricidad, la humanidad volvería a una era preindustrial.

    Los EE.UU. se lo están poniendo en bandeja a los ciberterroristas al construir una red inteligente de estructura centralizada; en la UE y otros países se están construyendo redes inteligentes distribuidas que reducirán los daños de un posible ciberataque a gran escala.

    Curiosamente, la vulnerabilidad de la red de comunicaciones de EE.UU. fue la que inspiró, al menos en parte, la creación de Internet. La idea era crear un sistema de comunicaciones donde los datos pudieran seguir varias rutas distintas para llegar a un destino dado, de modo que ninguna parte dependiera por completo del funcionamiento de otra. La arquitectura distribuida del Internet de la energía se basa en una capacidad similar para resistir ciberataques. El ejército estadounidense es el principal impulsor de la investigación, el desarrollo y el uso de tecnologías para microrredes eléctricas. La cuestión es si se puede poner en marcha un Internet de la energía con la rapidez suficiente para que centenares de millones de microgeneradores locales puedan funcionar aparte de la red eléctrica principal -cuando sea necesario- para que la economía siga funcionando y se pueda contrarrestar con eficacia cualquier ciberataque dirigido a la red eléctrica de un país.

    Estos dos imponderables: cambio climático y ciberterrorismo, plantean una amenaza formidable a la seguridad de la humanidad y, al mismo tiempo, ofrecen la oportunidad de iniciar una era sin carbono más sostenible y más igualitaria. Necesitamos una revolución en la conciencia humana y empezar a pensar y actuar como una inmensa familia que conviven una biosfera común.

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  21. Capítulo 16.- Vivir en la Biosfera

    Las infraestructuras de las dos primeras revoluciones industriales tardaron 30 años en construirse y otros 20 en madurar. La trayectoria dela Tercera Revolución Industrial aún es más rápida, llegando a su madurez en 25 años. Los prosumidores y las empresas sociales ya se han hecho con una parte importante de la actividad económica, reduciendo los márgenes de beneficio ya muy escasos de las empresas de la Segunda Revolución Industrial, y obligando a cerrar a muchas de ellas.

    También se transforma la conciencia del ser humano: las matrices de comunicación/energía/transporte y los paradigmas económicos que las acompañan no anulan la extensión empática ni las formas de conciencia de períodos anteriores, que aún siguen ahí pero formando parte de un ámbito empático más extenso. Se puede detectar una pauta en la evolución humana que se manifiesta en la transformación irregular pero inequívoca de la conciencia y en la prolongación del impulso empático a las familias ficticias más extensas nacidas de la creciente complejidad e interdependencia de las matrices de comunicación/energía/transporte y de los paradigmas económicos. La narración histórica de la humanidad también es la evolución de la conciencia humana y la prolongación del impulso empático a ámbitos cada vez más extensos e inclusivos. La historia del periplo humano revela que la felicidad no se encuentra en el materialismo, sino en la participación empática.

    La empatía que cualquiera de nosotros pueda sentir hacia otro ser -sea humano o no- está teñida por la certeza de su mortalidad y por la celebración de su vida presente. Sentir empatía hacia otro ser es reconocer que su vida es tan única e irrepetible como la nuestra. ¿No es posible imaginar que el siguiente paso nos lleve a una conciencia de la Biosfera y a una expansión de la empatía que incluya a toda la humanidad como una familia y a otros seres vivos como una extensión de nuestra familia evolutiva? Daremos así el salto a la Edad Colaborativa y la conciencia de la biosfera. La sensibilidad colaborativa es el reconocimiento de que nuestras vidas personales están íntimamente entrelazadas y de que, al fin y al cabo, nuestro bienestar personal depende del bienestar de las comunidades más amplias en las que vivimos. Este espíritu colaborativo se está empezando a extender a la biosfera. Esta generación crece sabiendo que la biosfera es nuestra comunidad planetaria y que su salud determina la nuestra.

    En un mundo caracterizado por la geopolítica, la conversación se centra en quién debe poseer y controlar los medios de producción, donde la derecha opta por el capitalismo y la izquierda por el socialismo. Sin embargo, la Generación Y rara vez habla de derechas e izquierdas, de capitalismo o socialismo; los jóvenes juzgan la conducta institucional, política, empresarial o educativa desde la perspectiva de si es centralizada, jerárquica, patriarcal, cerrada y privada o distribuida, colaborativa, transparente, abierta y paritaria y es la expresión del poder horizontal. Los jóvenes se sienten cómodos viviendo gran parte de su vida económica en un procomún colaborativo conectado en red y participando en la economía social tanto como en la economía de mercado.

    La empatía se expande horizontalmente con la misma rapidez que las redes globales que conectan todo el mundo. Aunque con menos intensidad, millones de personas también empiezan a extender su impulso empático a todos los seres vivos. Los jóvenes empiezan a vislumbrar la oportunidad de crear una civilización empática integrada en la comunidad de la biosfera.

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  22. Me encanta la idea de la empatía global y esta suerte de mancomunión de cultura y naturaleza por las que aboga Rifkin. Creo que los vientos en contra que comienzan a soplar con el resurgir nacionalista y proteccionista en ciertos países del mundo desarrollado (leáse Trump, Brexit, Le Pen...) hacen bastante más difícil el proceso... Sin embargo, soy optimista como lo es el autor. Y creo que la tecnología será, una vez más, el factor de impulso y de cohesión que pasará por encima de muros y vallas y nos permitirá construir ese mundo integrado, colaborativo y comprometido con el planeta que anticipa el libro.
    Por cierto, excelentes resúmenes Pilar. Gran trabajo!!! Muchas gracias por ello!

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